Mitos sobre los alimentos congelados
¿Tienen algo de verdad o son sólo mitos?
La gran ventaja de la comida congelada es que nos permite ahorrar muchísimo tiempo durante todo el proceso desde comprarla hasta su preparación. Gracias a la capacidad de almacenamiento y la considerable extensión de la durabilidad de los alimentos, no es necesario ir de compras tan a menudo. Además, se evita tener que limpiar y cortar las verduras, se ensucian menos utensilios de cocina y la cocina en si, por lo cual no resulta tanto esfuerzo de limpieza después de cocinar. A causa de todo eso, la comida congelada habitualmente se asocia con un estilo de vida rápido. Sin embargo, frecuentemente va acompañada por una connotación negativa debido a tales creencias como que carece de calidad, aporta menos nutrientes y pierde sus propiedades. A continuación, señalaremos qué hay detrás de estas creencias y qué más es bueno saber.
¿Qué hay que tener en cuenta al comprar y preparar comida congelada?
A la hora de comprar comida congelada te recomendamos que siempre procures mantenerla sin congelación durante menos tiempo posible, que compruebes que el paquete esté en buen estado y que evites paquetes con escarcha o que parecen muy duros al presionarlos con los dedos, puesto que puede indicar que la cadena de frío ha sido rota en algún momento. Aparte de eso, es verdad que, desde el punto de vista microbiológico, el tiempo se para con la congelación – incluso después de años durante los que un producto estaba congelado, no suele existir ningún riesgo sanitario. Especialmente en el caso de frutas y verduras, se para el proceso natural de descomposición. Dicho proceso comienza en el momento en el que la fruta o verdura ha sido recolectada. Un buen congelador que alcanza temperaturas muy bajas incluso puede disminuir el efecto perjudicial a las características organolépticas de la comida que resultan de lentas reacciones bioquímicas que, sin duda, siguen ocurriendo una vez congelada. Como ramo de orientación, pan horneado se recomienda dejar congelado 2-3 meses, carne se debe cocinar después de 2-9 meses dependiendo del tipo y corte, mariscos típicamente se aconsejan consumir dentro de 6-9 meses y frutas y verduras se mantienen en buen estado durante al mínimo 3 y hasta unos 12 meses congelados.
Además, estudios mostraron que la congelación de alimentos no perjudica su valor nutricional. Por el contrario, resultó que el contenido de vitaminas es aproximadamente igual. Se preserva incluso más de ciertas vitaminas como las A, C y ácido fólico en las frutas y verduras congeladas que en las frescas, cuando estas últimas son analizadas después de algunos días en la nevera.
Después de la descongelación, a causa de daños sufridos por sus células, los alimentos resultan más vulnerables y se convierten en un sustrato muy favorable a la proliferación de bacterias. No obstante, si se descongelan correctamente, es decir, en la nevera en vez de temperatura ambiente, los daños a la estructura de las células del alimento se pueden limitar a un mínimo. Es cierto que, a la hora de cocinar la comida, se eliminarán las bacterias. Sin embargo, se ruega alto nivel de diligencia a la gente a la que le gusta, por ejemplo, la carne poco hecha. En relación con eso, mucha gente piensa que la congelación elimina las bacterias. Efectivamente, no es así y al descongelar la comida, las bacterias pueden ser reactivados.
Ahora, después de haber aclarado todos estos conocimientos superficiales, estás perfectamente preparado para visitar una de nuestras tiendas y trastear en nuestro amplio surtido de helados, pescados, mariscos, verduras, carnes o precocinados congelados. ¡Te recibiremos y atenderemos con mucha alegría!